Este estudio comprende un conjunto
de relaciones geométricas y simbólicas existentes en el cuadro que, bajo el
juicio del autor, hasta el momento se han pasado por alto. Si buscamos el
núcleo temático del mismo podría decirse que obedece a la resolución de un
acertijo cuando este es planteado en dirección a una mente matemática.
El problema primero que surge para un primer acercamiento sería: ¿Donde está la pregunta que origina el desafío?, es decir, ¿Por qué plantearse el cuadro como un acertijo? Ciertamente no existe esa propuesta explícita en ningún documento escrito que conozcamos hasta ahora, simplemente el autor de este ensayo se la plantea en base al potencial enigmático que poseen tanto el cuadro como la obra del autor en su conjunto e incluso la época de su creación, buscando conclusiones nuevas nunca antes reveladas.
El problema primero que surge para un primer acercamiento sería: ¿Donde está la pregunta que origina el desafío?, es decir, ¿Por qué plantearse el cuadro como un acertijo? Ciertamente no existe esa propuesta explícita en ningún documento escrito que conozcamos hasta ahora, simplemente el autor de este ensayo se la plantea en base al potencial enigmático que poseen tanto el cuadro como la obra del autor en su conjunto e incluso la época de su creación, buscando conclusiones nuevas nunca antes reveladas.
(Es aconsejable disponer de
una imagen impresa de La Gioconda en alta resolución de cualquier libro
ilustrado mientras se lee este análisis. De esta manera se podrán constatar
detalles que en las figuras son difíciles de apreciar debido al tamaño de las
mismas.)
Observación de las nimiedades:
Nos podemos dar cuenta de que la imagen adolece de ciertas incoherencias dentro
de lo que podríamos considerar un retrato femenino, pues la supuesta dama no
tiene cejas ni pestañas y este hecho, junto a la voluptuosidad de las facciones
del rostro, hacen sospechar que se intenta dar a la cabeza un aspecto
redondeado, de huevo casi liso y perfecto. Podemos apreciar también que los
pechos de esta figura no son tales pues no existen, sino que son sugeridos, en
beneficio de la redondez del cuerpo. El cuello adquiere una rigidez forzada
respecto al rostro, para que la mirada ( y concretamente el ojo situado a la
derecha) adquiera una posición privilegiada dentro de la composición total.
Estructura geométrica interna: Leonardo aplica una relación matemática sencilla respecto a la manera de ubicar la figura en el espacio. Encaja el rostro en una elipse cuyo centro es el ojo situado a la derecha, que a su vez es centro del cuadro y divide la imagen en dos mitades proporcionales cuyo eje de simetría pasa exactamente por ese punto.
Estructura geométrica interna: Leonardo aplica una relación matemática sencilla respecto a la manera de ubicar la figura en el espacio. Encaja el rostro en una elipse cuyo centro es el ojo situado a la derecha, que a su vez es centro del cuadro y divide la imagen en dos mitades proporcionales cuyo eje de simetría pasa exactamente por ese punto.
La importancia del ojo: El
órgano de la visión y su estudio tienen para Leonardo una importancia crucial.
Podemos decir que filosóficamente es el origen de todo aquello que conoce, pues
le pone en contacto con el mundo natural y animado. Tomando algunos fragmentos
de su tratado de pintura nos podemos percatar de este hecho: " El ojo que
se dice ventana del alma, es la principal vía para que el sentido común pueda,
de la forma más copiosa y magnífica, considerar las infinitas obras de la
naturaleza", " Aquí las formas, aquí los colores, aquí los caracteres
del universo todo son reducidos a un punto; pero ¡un punto de tan grande
maravilla! ¡Admirable, magnífica necesidad; obligas por tu ley a que todos los
efectos participen de sus causas por el camino más corto! Estos son los
verdaderos milagros".
Protagonismo del lado izquierdo: Por ser la zona hacia la que gira el cuerpo de la figura, por ser más luminosa y además, el autor ha elevado la línea del horizonte de la parte derecha del paisaje como truco para que la mirada se dirija hacia la zona contraria.
Aplicación conjunta de los apartados anteriores: Si tomamos la línea vertical que pasa por el ojo en la figura 2 como hipotético eje de simetría y colocamos un espejo perpendicular sobre dicho eje, la imagen total que obtenemos ( y que estaría presente en el cuadro únicamente de manera filosófica arropada por la estructura geométrica) es la imagen izquierda unida a su simétrica.
Protagonismo del lado izquierdo: Por ser la zona hacia la que gira el cuerpo de la figura, por ser más luminosa y además, el autor ha elevado la línea del horizonte de la parte derecha del paisaje como truco para que la mirada se dirija hacia la zona contraria.
Aplicación conjunta de los apartados anteriores: Si tomamos la línea vertical que pasa por el ojo en la figura 2 como hipotético eje de simetría y colocamos un espejo perpendicular sobre dicho eje, la imagen total que obtenemos ( y que estaría presente en el cuadro únicamente de manera filosófica arropada por la estructura geométrica) es la imagen izquierda unida a su simétrica.
Lo que obtenemos a continuación es
una figura inquietante: La línea del velo de la cabeza y el mechón de pelo que
cae sobre el busto, la ausencia de cejas y pestañas, junto a la voluptuosidad
de las facciones del rostro y la inexactitud en la elaboración de unos pechos
ausentes, nos revelan la aparición de un grial.
Conclusión: La pregunta
surge espontáneamente: ¿ Que significaría esta imagen si la tomamos como
posible solución a un hipotético acertijo?
Una de las respuestas más atractivas puede ser la siguiente: Como hemos visto, hemos partido del ojo como elemento generador, ha sido este órgano el que nos ha dado la clave para acceder finalmente a la figura oculta que es el cáliz, símbolo, dentro de aquel contexto histórico, de la sangre de Cristo, el conocimiento absoluto y el poder de la fe.
Al comparar ambos conceptos, ojo-cáliz, el significado de éste último se acopla al del primero constituyéndose en herejía, y como ya hemos visto anteriormente en la exaltación que Leonardo realiza del divino órgano de la visión ( entendido dentro de las claves de su cosmovisión gnóstico-animista) se le contempla muy capaz de sustituir el viejo símbolo del cáliz, representante de la fe sumisa controlada por la corrupta iglesia del momento, y renovarlo por el nuevo símbolo, el ojo, que sintetiza la observación directa de la naturaleza y el conocimiento como auténticas vías para alcanzar la trascendencia.
Una de las respuestas más atractivas puede ser la siguiente: Como hemos visto, hemos partido del ojo como elemento generador, ha sido este órgano el que nos ha dado la clave para acceder finalmente a la figura oculta que es el cáliz, símbolo, dentro de aquel contexto histórico, de la sangre de Cristo, el conocimiento absoluto y el poder de la fe.
Al comparar ambos conceptos, ojo-cáliz, el significado de éste último se acopla al del primero constituyéndose en herejía, y como ya hemos visto anteriormente en la exaltación que Leonardo realiza del divino órgano de la visión ( entendido dentro de las claves de su cosmovisión gnóstico-animista) se le contempla muy capaz de sustituir el viejo símbolo del cáliz, representante de la fe sumisa controlada por la corrupta iglesia del momento, y renovarlo por el nuevo símbolo, el ojo, que sintetiza la observación directa de la naturaleza y el conocimiento como auténticas vías para alcanzar la trascendencia.
0 comentarios:
Publicar un comentario