El protagonista supremo de la escultura griega es la figura humana. Desnudo o vestido, en reposo o en movimiento, erguido o sedente, el
cuerpo humano polarizó la atención de los escultores y fue permanente
objeto de estudio. Los escultores arcaicos en un principio se inspiraron
en modelos orientales, más concretamente, egipcios, pero en seguida
siguieron derroteros propios y, lo que es más importante, siempre se
atuvieron a criterios propios, lo que les garantizaba la originalidad.
Un breve repaso al tema de kouros lo hace ver con claridad.
Un kurós, kourós o kouros (plural kuroí, kouroí, kouroi respectivamente; engriego antiguo κουρός, κουροί) es una estatua de un varón joven, fechada a partir del Período Arcaico del arte griego, sobre el 650 al 500 a. de C- Es un tipo de escultura que imperó durante los siglos VIII–VI a. C. El equivalente femenino son las korai (singular koré).
El kouros es, ante todo, el tipo escultórico que crearon los griegos para representar el ideal de belleza masculina.