Las artes figurativas han experimentado a lo largo del siglo XX una transformación tan profunda que en uno de sus movimientos, la abstracción, han perdido el carácter de representación de realidades externas y concretas, es decir, han dejado se ser figurativas. Esta revolución morfológica depende de un momento histórico; son los cambios filosóficos, científicos y políticos los factores de dinamismo que exigen del arte una manera diferente de afrontar la realidad.
La revolución de la física tras la teoría de la relatividad de Einstein y la de la medicina con las doctrinas de Freud han impulsado la pintura hacia posiciones desconcertantes incluso para los mismos artistas. El pintor de 1900 supo, con sorpresa, que el espacio y la materia son realidades diferentes de las visibles y que el ser humano es mucho más complejo y profundo de lo que se había pensado durante los siglos anteriores. A partir de entonces, tuvo que transportar a su obra estas dimensiones nuevas descubiertas por la ciencia.
El último cuarto del siglo XIX, había sido una conmoción para la pintura; los impresionistas anteponían la plasmación de un elemento tan sutil como la luz a las arquitecturas sólidas de la materia, pero veían que los físicos discutían sobre la natura de la luz, que no sabían en realidad qué es el fenómeno lumínico; además, algunos maestros como Van Gogh o Cézanne, buscaron más allá de las apariencias iluminadas una nueva realidad desconocida. Los pintores del 1900 tuvieron que partir de este revisión del mundo visible.
La revolución de la física tras la teoría de la relatividad de Einstein y la de la medicina con las doctrinas de Freud han impulsado la pintura hacia posiciones desconcertantes incluso para los mismos artistas. El pintor de 1900 supo, con sorpresa, que el espacio y la materia son realidades diferentes de las visibles y que el ser humano es mucho más complejo y profundo de lo que se había pensado durante los siglos anteriores. A partir de entonces, tuvo que transportar a su obra estas dimensiones nuevas descubiertas por la ciencia.
El gran juego. Giorgio de Chirico, 1971
El último cuarto del siglo XIX, había sido una conmoción para la pintura; los impresionistas anteponían la plasmación de un elemento tan sutil como la luz a las arquitecturas sólidas de la materia, pero veían que los físicos discutían sobre la natura de la luz, que no sabían en realidad qué es el fenómeno lumínico; además, algunos maestros como Van Gogh o Cézanne, buscaron más allá de las apariencias iluminadas una nueva realidad desconocida. Los pintores del 1900 tuvieron que partir de este revisión del mundo visible.
Bridge at Villeneuve-la-Garenne. Alfred Sisley (1839-1899)
La pintura del siglo XX se caracterizó por la aparición de los movimientos “ismos”. El fauvismo es uno de ellos, representó una reacción en contra del impresionismo, apostando por el color y el objeto, que los pintores de final de siglo habían reducido a tonalidades luminosas. El Fauvismo revolucionó el concepto del color en el arte contemporáneo, ya que los fauvistas rechazaron la paleta de tonos naturalistas empleada por los impresionistas, en favor de los colores violentos propuestos por los post impresionistas Paul Gauguin y Vincent Van Gogh, para crear un mayor énfasis expresivo. No es una escuela con un programa elaborado, sino un numeroso grupo de pintores movidos durante un período por las mismas ideas, que emplean un lenguaje artístico con muchos rasgos de semejanza. A pesar de su fugacidad, sirvió de ejemplo a otras vanguardias posteriores.
El mantel: Armonía en rojo. Henry Matisse, 1908
No menos importante fue el cubismo, estilo que utilizaba la perspectiva convencional ni los colores de la realidad ni tampoco un punto de vista único; un sentido más austero del arte los hacía inclinar por los tonos neutros: grises, blancos, verdes claros; los ángulos de observación del objeto se multiplican para obtener de esta cuarta dimensión a partir de la suma de todas las perspectivas; los interiores son representados mediante transparencias, la luz desaparece definitivamente y la exaltación del plano se hace más intensa que en el fauvismo.
Las señoritas de Avignon. Pablo Picasso, 1907
El futurismo fue otro de los movimientos pictóricos surgido en el siglo XX. Una de las características de este estilo fue el hecho de adjudicar a los objetos diferentes posiciones sobre un plano, con la intención de representar el movimiento. Consecuentemente, pintaban caballos, perros y figuras humanas con más de una cabeza.
La guerra. Giacomo Balla, 1916
El dadaísmo también nació en el siglo XX, caracterizado principalmente por su oposición a la burguesía y por pintar cuadros que mostraran una inventiva inagotable.
Por último, el surrealismo, presentaba una cierta cohesión de escuela: animación del mundo inanimado, metamorfosi, aislamiento de fragmentos anatómicos, máquinas fantásticas, perspectivas vacías…
Aparato y mano. Salvador Dalí, 1927
Desnudo bajando una escalera. Marcel Duchamp, 1912
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