El término Koré, plural Korai (griego, Κόρη 'mujer joven'), es una tipología esscultórica de la época arcaica de la Grecia antigua, que consiste en una estatua femenina en posición de pie, cuya versión masculina del mismo tipo se designakuros. .
Como su paralelo masculino, la koré denota una profunda influencia de la estatuaria egipcia,
y su carácter macizo y rigidez corporal. Aunque estas estatuas griegas
arcaicas transmitan la misma artificialidad que sus semejantes egipcias
el trabajo del material es en aquellas un poco más tosco.
Reconstrucción moderna de korai, que muestra la policromía usual en las originales.
La koré se esculpía en mármol, se representaba siempre de pie, vestida -con un peplos por ejemplo- y podía tener los dos brazos erguidos a partir del codo, portando en una o en ambas manos un objeto votivo. El rostro, estereotipado, cuyo objetivo no era ser el retrato de una persona real, estaba envuelto en cabello de una volumetría poco natural, como si tratara de una peluca. La estatua se pintaba, pero al contrario que el kurós ,que era pintado de color marrón, la piel femenina era coloreada de blanco.
Koré llamada Hera de Samos. 570 a. C.. 1,92 m.
Igual que los kuroí, las korai experimentaron una
evolución formal a lo largo del tiempo, tornándose, en épocas
posteriores, en una figura de formas más suaves y redondeadas, en las
que el tejido de la ropa se ajustaba con mayor naturalidad al cuerpo. A
partir de ese momento el cuerpo deja de tener el aspecto de haber sido
tallado a partir de un bloque de contornos agudos, para parecerse más a
una columna, donde las líneas eran más fluidas. Pero, al contrario que
el kurós, que presenta siempre la misma tipología (hombre desnudo de
pie), la koré se esculpía de variadas formas, sobre todo en lo que
concierne a la indumentaria y al peinado, que reflejan la moda de las
diferentes localidades donde se esculpía.
Como en su versión masculina, las korai se empleaban como ofrenda votiva a los dioses o para ser colocada sobre un túmulo.
Korais, del 800 al 450 a. C.
Los griegos estaban menos interesados por la figura humana femenina. A diferencia de nuestra era, el ideal absoluto de belleza era el cuerpo masculino y, éste era la morada de los conceptos de orden, armonía y perfección. La filosofía de los naturalistas jonios regía la mentalidad de aquellos tiempos, y no había mejor método de estudio que la observacion de los atletas desnudos para mejorar las representaciónes plásticas. Con el tiempo alcanzan una maestría tal, que las tan perfectas eran verosímiles, pero anatómicamente irreales.
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